30 de septiembre de 2024
Nos encaminamos hacia las estaciones del año donde el termómetro marcará las temperaturas más bajas y aunque el invierno aún no ha llegado, es el momento perfecto para preparar tu hogar antes que el frío se instale por completo. Para ello, es esencial asegurarse de que nuestra caldera esté en óptimas condiciones para proporcionarnos el confort deseado en el interior de nuestra vivienda. Un mantenimiento de nuestro sistema de calefacción adecuado antes de que desciendan las temperaturas no solo garantiza una mayor eficiencia energética, sino que también puede prevenir costosas averías y una mejorar de la seguridad de nuestro hogar.
Una caldera de gas que no disponga de un buen mantenimiento puede presentar varios problemas, desde un mayor consumo de gas, hasta riesgos de seguridad para el inmueble y sus ocupantes, como fugas o emisiones de monóxido de carbono. Por ello, la importancia de realizar las revisiones adecuadamente que marca la normativa, ya que se encargan de comprobar el buen funcionamiento de la caldera de gas.
Una caldera de gas eficiente y bien cuidada funciona con un rendimiento óptimo, traduciéndose en que los costes de las facturas energéticas sean menores y en un descenso en el impacto ambiental.
Existen una serie de tareas básicas y relativamente sencillas de mantenimiento que podemos realizar por nuestra parte sin mucha dificultad, pero hemos de subrayar la importancia de que la puesta a punto de la caldera de gas es recomendable que la realice el servicio técnico oficial, de entre las tareas que puede realizar estaría la inspección y limpieza de los componentes clave, como el intercambiador primario, electrodos, sifón de condesados, vasos de expansión y las válvulas de seguridad. Además, el técnico puede detectar posibles fallos o desgastes antes de que se conviertan en problemas graves.
Por otra parte, El RITE (Reglamento de las Instalaciones Térmicas en los Edificios) establece que las revisiones de la caldera se han de realizar cada dos años.
Para garantizar que las instalaciones de gas y sus aparatos, como las calderas de gas, funcionen de manera eficiente y segura para los usuarios de un inmueble, la normativa actual obliga a realizar cada 5 años (4 años en el País Vasco) y en cualquier tipología de inmueble que tenga instalación de gas, inspecciones técnicas periódicas por parte de una empresa autorizada y registrada en industria (puede ser nuestra distribuidora de gas natural o una empresa instaladora de gas).
De entre las comprobaciones que podemos realizar, destacamos:
Inspección visual del sistema de calefacción
La primera acción para realizar sería una inspección visual para comprobar que todas las partes de la caldera (botones, teclas, etc.) y de los emisores de calor están en buen estado de conservación y no existen fugas ni óxido o corrosión en las tuberías y conexiones. Las fugas de agua pueden detectarse si se observa agua cerca de la caldera, o que el radiador gotea. Si existe algún signo de fugas o corrosión, lo recomendable es ponerse en contacto con un técnico especialista para que realice una inspección.
Comprobación de rejillas de ventilación y los conductos de evacuación de humos
Es fundamental asegurarse de que los conductos de evacuación de los gases de combustión de las calderas de gas estén libres de cualquier obstrucción que impida su correcta expulsión. Asimismo, las rejillas de ventilación en el lugar donde se encuentra la caldera de gas deben estar abiertas y sin bloqueos. Cualquier obstáculo en estos sistemas puede comprometer la seguridad del hogar y de sus ocupantes.
Limpieza y purgado de los radiadores
Antes de encender el sistema de calefacción, es recomendable realizar una revisión de los elementos emisores de calor. Asegurarse que los radiadores se encuentran llenos de agua es una tarea fundamental. En ocasiones se acumula aire dentro del circuito de agua del sistema de calefacción, entorpeciendo la circulación del agua que calienta los radiadores y provocando que estos no emitan calor de manera homogénea.
La eliminación del aire sobrante acumulado en el circuito de calefacción se realiza mediante el purgado de los radiadores. El purgado debe realizarse con la caldera apagada y los radiadores fríos. Es una tarea bastante sencilla de realizar y garantiza un correcto equilibrado hidráulico, proporcionando un calor uniforme y eficiente.
Verificación de presión del agua del circuito de calefacción
El nivel de presión de la caldera es crucial para su buen funcionamiento y variará en función de las características de la instalación. La presión recomendada a visualizar en el manómetro de la caldera de gas debería ser entre 1 y 1.5 bares, (cuando se calienta subirá entre 2 y 2,5 bares) pero se debe consultar siempre el manual de la caldera para conocer el rango óptimo. Si la presión es demasiado baja, el sistema no calentará de forma adecuada; si es demasiado alta, pueden surgir fugas o problemas en el sistema.
Para ajustar la presión, la llave de llenado de la caldera nos permite añadir agua hasta alcanzar el nivel adecuado.
Revisión del quemador de la caldera de gas
El quemador es una parte esencial de la caldera, ya que es el responsable de la combustión del gas. Con el tiempo, puede acumular suciedad o residuos, lo que afecta a su funcionamiento y eficiencia. Un técnico autorizado debería realizar la inspección y limpieza del mismo. El color de la llama es un indicador de que se está produciendo una buena combustión: Una llama de color azul indica una buena combustión, por el contrario, una llama de color anaranjado es indicativo de una deficiente combustión y es necesaria la intervención de un técnico para revisar la instalación.
Verificación del termostato
El termostato es el panel de control que permite ajustar la temperatura solicitada en el interior del inmueble. Un termostato que no funcione correctamente puede hacer que la caldera trabaje en exceso, lo que se traduce en un mayor consumo de energía. Debemos verificar que el termostato mida de forma precisa la temperatura y la caldera responda correctamente a las programaciones horarias en el propio termostato.
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